Plan General de Desarrollo de la Ciudad de México
Ciudad de derechos y derecho a la Ciudad
Consolidar una cultura de CTIH con la ciudadanía.
La educación científica y tecnológica debe formar parte de una cultura general para toda la ciudadanía. Para que un país esté en condiciones de atender a las necesidades fundamentales de su población, la enseñanza de las ciencias y la tecnología constituye un imperativo estratégico. Hoy más que nunca es necesario fomentar y difundir la alfabetización científica en todas las culturas y sectores de la sociedad, a fin de mejorar la participación de los ciudadanos en la adopción de decisiones relativas a la aplicación de los nuevos conocimientos1.
La principal dificultad para acercarse a la ciencia radica en que se trata de un campo diverso y muy especializado. Las publicaciones y otros medios encargados de la difusión de la investigación científica generalmente son incomprensibles para el público en general. Una buena forma de contribuir a ello es haciendo una correcta y amplia divulgación de la ciencia y la tecnología2. Sin embargo, es necesario un esfuerzo conjunto entre instituciones, personas comunicadoras y quienes se dedican a la ciencia, para hacer accesible el conocimiento a un público amplio y diverso.
En 2015, en México egresaron 413 mil 201 estudiantes universitarios, de ellos 56% pertenece a ciencias sociales, 25% a ingeniería y tecnología, 9% a ciencias médicas, 5%, a ciencias naturales y exactas, 3% a humanidades y 2% a ciencias agrícolas3,. Esta disparidad en la elección de las áreas de estudios denota la importancia de promover acciones que propicien el acercamiento a la ciencia desde edades tempranas.
Existen diversos medios de comunicación masiva que sirven de soporte a la divulgación de la CTIH. Hasta el momento, se ha dado poco espacio a la difusión científica, por lo que su impacto es todavía limitado. Es claro que tienen gran alcance y que cuentan con posibilidades técnicas superiores, pero los mensajes que transmiten son debajo contenido educativo y en ocasiones se manipula la información4.
Uno de los medios con más amplia cobertura a nivel nacional, es la televisión. Sin embargo, la programación dedicada a la divulgación de la ciencia es aislada, a excepción del canal 22 y el canal 115. Tras la llegada de la televisión en alta definición los espacios se han incrementado a través del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, que actualmente cuenta con 26 estaciones ubicadas en 20 Estados de la República, lo que permite una cobertura aproximada de 49.7% a nivel nacional. No obstante, resulta imprescindible incrementar la difusión de contenidos científicos educativos y de calidad.
En América Latina, existe la experiencia de Argentina, quien con TECtv, creó en 2012 el primer canal de televisión del país destinado a emitir programas relacionados con la ciencia, la tecnología y la innovación, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. En el mismo se abordan temas de relevancia mundial, con énfasis en mostrar la ciencia generada a nivel nacional.
En cuanto a los medios escritos, algunos de los principales periódicos a nivel nacional incluyen secciones de ciencia (La Jornada, Reforma, El Universal y Milenio), mientras que cada vez son más las revistas especializadas que llevan conocimiento a todos los lectores, tal es el caso de las siguientes publicaciones: ¿Cómo ves?, Ciencia y Desarrollo, Conversus, Elementos, Avance y perspectiva, Contactos, Gyros, Quo, Muy Interesante, National Geographic e Hypathia, por mencionar algunas.
Los museos han sido los medios idóneos para extender la observación del mundo en que vivimos, tanto a otros lugares como al pasado; ya que propician que muchos aspectos de la ciencia puedan presentarse en condiciones más naturales y atractivas6. Asumen un rol como parte de una gran red de instituciones educativas y culturales con enfoque incluyente al proporcionar un espacio de convivencia y discusión entre expertos de diferentes sectores de la comunidad para la búsqueda de soluciones a problemas que aquejan a la sociedad. Sin embargo, aunque en la mayoría se ofrecen servicios gratuitos un día a la semana, es un hecho que el cobro de una cuota de entrada limita el acceso a las personas que no cuentan con los medios económicos para acceder a ellos.
En la Declaración de Cape Town7, firmada por representantes de 56 países, se evaluó el impacto de los museos y centros de ciencia. Se formularon las siguientes consideraciones: los museos de ciencia vinculan sus programas a las Metas del Milenio de las Naciones Unidas; promueven la universalidad de la ciencia, a partir del reconocimiento de sus orígenes multiculturales; fomentan la creatividad y la innovación y son espacios para la comunicación entre la academia y el público. Un compromiso de la Declaración es incentivar la creación de centros y museos de ciencia en los lugares donde sean necesarios.
Algunos de los principales museos de divulgación de la ciencia en la Ciudad de México son:
Espacios de divulgación de la Ciencia en la Ciudad de México
Museo de Geología
Universum, Museo de las Ciencias
Museo de Historia Natural
Museo de la Medicina Mexicana
Museo de la Luz*
Centro de Cultura Digital
Papalote Museo del Niño
Planetario Luis Enrique Erro
Museo Tezozómoc
Museo Interactivo de Economía (MIDE)
Museo Móvil Interactivo “Vive la Ciencia”
*Museo próximo a emigrar a la Ciudad de Mérida. Fuente: Elaboración propia
Las personas dedicadas a divulgar la ciencia tienen la gran responsabilidad social de contribuir a la incorporación del conocimiento científico a la cultura general de la población. Por lo anterior, es indispensable abordar un amplio espectro de temas para los diferentes sectores de la sociedad y satisfacer sus necesidades e intereses.
La Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, A.C. (SOMEDICyT) es una agrupación no gubernamental sin fines de lucro, integrada por divulgadores profesionales, científicos, técnicos, periodistas, comunicadores y especialistas de diversas disciplinas, que comparten la tarea de contribuir al fortalecimiento de la cultura científica de los mexicanos, a través de la comunicación pública de dichas temáticas. Si bien no todos los divulgadores mexicanos se encuentran afiliados a la SOMEDICyT, su membrecía es probablemente el único registro de divulgadores con cobertura nacional. Actualmente, cuenta con más de 230 personas asociadas, de las cuales casi el 50% se encuentran en la Ciudad de México.
El trabajo de estos divulgadores es fundamental; ya que de acuerdo con los datos de la Encuesta de Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México1, aunque la población muestra interés en temas de desarrollo científico y tecnológico (82.4%)2, su nivel de información sobre estos es moderado o nulo (76%). Además, manifestaron que no les gustaría ser investigador o inventor (60.2% y 59.5% respectivamente).
Por lo antes expuesto el Gobierno de la Ciudad busca incrementar y fortalecer acciones para que la población, especialmente niñas, niños y jóvenes, se motiven en el conocimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación. La SECTEI al ser el ente rector en la materia, ha emprendido actividades, tales como clubes de ciencia, páginas web, actividades itinerantes, generación de contenidos para medios de comunicación y el Museo Móvil Interactivo “Vive la Ciencia”. Este último recorre espacios públicos y, desde su puesta en marcha en 2015, ha atendido a más de 400 mil personas: 59% niñas y niños y 41% adultos. No obstante, esta acción es insuficiente si se toma en consideración que el promedio de habitantes por alcaldía en la Ciudad de México es de 557,415 personas3. Sin embargo, no se ha conformado un plan general en el que se conjunten los esfuerzos con otras instituciones públicas y privadas, alcaldías, asociaciones civiles, universidades y centros de investigación para incentivar mecanismos de difusión y organización de actividades de divulgación de la ciencia.
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