Plan General de Desarrollo de la Ciudad de México
Ciudad de derechos y derecho a la Ciudad
0.1 Presentación
En diferentes momentos de su larga historia, la Ciudad de México ha enfrentado crisis de diversos orígenes y alcances. Grandes terremotos, inundaciones, epidemias, conflictos bélicos, recesiones económicas y otras dificultades dejaron secuelas que marcaron la fisonomía urbana y el carácter de la sociedad capitalina y, sobre todo, generaron la enseñanza de que la Ciudad de México se recupera gracias a las capacidades de su población, la organización de las comunidades, las instituciones sociales y públicas y la solidaridad para salir adelante.
El Plan General de Desarrollo de la Ciudad de México se presenta en este contexto de transformaciones. Su motivación es doble: por un lado, deriva del mandato de la Constitución Política de la Ciudad de México y de la nueva legislación de planeación, y, por otro, confluye con la necesidad y el reclamo de articular políticas de largo alcance en los temas más relevantes para alcanzar una mayor resiliencia social, económica, ambiental y territorial.
El Plan encabeza los otros instrumentos de un sistema concebido de forma articulada con el Sistema Integral de Derechos Humanos y con los programas que deberán formularse o renovarse posteriormente. El Plan contiene una visión de largo alcance, generacional, como referente de las aspiraciones colectivas para los próximos 20 años.
El sentido principal que adquirió la planeación bajo el nuevo orden constitucional es servir de medio para garantizar el derecho a la ciudad, hacer efectiva su función social, económica, cultural, territorial y ambiental, y orientarse al ejercicio progresivo de los derechos, a la prosperidad y la funcionalidad de la urbe. De este modo, la planeación tiene un sentido social y público, que trasciende su carácter técnico y operativo.
El Plan tiene asignada una tarea innovadora lo que adquiere una significación especial en la transformación hacia una ciudad de igualdad y derechos y la transición que se experimente a parir de la pandemia del coronavirus, que obligan a emprender cambios de largo alcance. Como una de las circunstancias más complejas en la historia de la Ciudad de México, pone a prueba la respuesta ante las emergencias, devela las desigualdades y rezagos y otras facetas de nuestra vulnerabilidad, pero también muestra las fortalezas humanas, culturales y sociales que nos caracterizan. Es una crisis múltiple, que nos coloca sobre todo ante la prioridad de proteger la salud, de favorecer una recuperación que ponga en el centro el cuidado de la vida, la igualdad, la búsqueda permanente de una ciudad orientada al bienestar, como se ha estado promoviendo desde el inicio de la actual administración.
En el centro de la ciudad que buscamos y deseamos está la reducción de las desigualdades sociales y territoriales, la cohesión y la inclusión, el cierre de las brechas de género, la lucha contra cualquier tipo de discriminación y el cumplimiento efectivo de los derechos humanos, junto con el fortalecimiento del sistema democrático, participativo y de libertades que ha conquistado la sociedad y que caracteriza a la capital de la República.
La Ciudad de México ha logrado conformar una base material y productiva con un gran potencial de desarrollo bajo los principios de reducción de las desigualdades y el ejercicio pleno de los derechos, lo que da viabilidad a una sociedad solidaria y dinámica, que genere prosperidad para toda la población, educadora, sana y que ofrezca viviendas dignas y con los servicios adecuados. Sobre esta base, la pobreza extrema será erradicada y se dará prioridad a los grupos más vulnerables, a los pueblos y barrios originarios y las comunidades indígenas residentes.
Nos proponemos adoptar un modelo de ciudad caracterizado por la sustentabilidad, el ordenamiento territorial, la innovación, el transporte público eficiente, seguro y limpio, el impulso a las actividades físicas, creativas y la cultura, la atención especial a los territorios de mayor rezago, la ampliación de las áreas verdes y los espacios públicos, la prevención y la gestión integral de los riesgos.
Buscamos una ciudad con paz, justicia y seguridad ciudadana, con prevención de la violencia y las conductas delictivas, para combatir a fondo, sobre todo, la violencia contra las mujeres y el feminicidio. Aspiramos a un gobierno honesto y eficiente que haga uso de las nuevas herramientas digitales para cumplir con sus objetivos, que erradique la corrupción, esté cerca de la población y gane la confianza plena de la sociedad por su buen desempeño y porque ofrece los servicios adecuados para la prosperidad y el bienestar integral de las personas.
La Ciudad de México protegerá su patrimonio cultural e histórico y será cuidada para beneficio de sus habitantes y de toda la nación. En su condición de capital de la República seguirá siendo una ciudad hospitalaria, que reciba a quienes la elijan para vivir, estudiar, trabajar y pasear. También ofrecerá su apoyo a las personas migrantes o que busquen asilo y refugio, y fortalecerá sus relaciones y presencia en el mundo, como la ciudad global que es.
Este Plan identifica y asume los retos urbanos, ambientales, económicos, sociales, de inseguridad y otros, y se propone enfrentarlos a través de siete ejes de transformación, que se conciben de forma articulada, transversal y coordinada. Se reconoce la complejidad y magnitud de los problemas a enfrentar, pero se parte de que es posible solucionarlos, con un esfuerzo sostenido y con la participación de toda la sociedad.
La Ciudad de México dispone de conocimientos y de personas preparadas en todas sus áreas críticas, cuenta con instituciones de investigación y con universidades de alta calidad, y está en condiciones de acelerar los procesos de cambio para superar su problemas. Lo hará en estrecha coordinación y cooperación con las entidades federativas y los municipios de la zona metropolitana y la región a la que pertenece y en la que coexiste, al trabajar junto con ellos en los programas de interés común.
Los ejes de transformación del Plan se resumen en la búsqueda de una ciudad que sea:
• Igualitaria y de derechos, educadora y de bienestar.
• Próspera y dinámica.
• Sustentable, sana y resiliente.
• Con equilibrio y ordenamiento territoriales.
• En paz y con justicia.
• Innovadora y basada en el conocimiento.
• De gobierno honesto, cercano y buena administración.
Estos ejes de transformación dan cuerpo a la estrategia de desarrollo, que se organiza en objetivos e identifica metas y líneas estratégicas en cada una de ellas. Además de los siete ejes mencionados, forman parte del Plan un apartado especial sobre la infraestructura, y el Programa de desarrollo científico, tecnológico y de innovación que está contemplado como parte integral de este documento.
Los objetivos y metas del Plan deberán articularse con los procesos de presupuestación y con las acciones que comprenda el Sistema Integral de Derechos Humanos, de tal forma que cumpla con su propósito de favorecer el cumplimiento progresivo de los derechos. A través del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva y en coordinación con el Consejo de Evaluación de la Ciudad de México, el Plan de Desarrollo será evaluado periódicamente, y podrá ser revisado y actualizado si ocurren cambios significativos en las condiciones que le dieron origen. En el seguimiento y evaluación estará garantizada la participación ciudadana, se difundirán ampliamente los resultados de su aplicación.
El Plan General de Desarrollo de la Ciudad de México organiza y proyecta los esfuerzos de la sociedad para alcanzar la ciudad que deseamos, una Ciudad de México incluyente, igualitaria y de derechos, próspera y dinámica, sustentable, resiliente y bajo ordenamiento territorial, en paz y con justicia, innovadora y de gobierno honesto, cercano y de buena administración.
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